domingo, noviembre 30, 2008

Dios es siempre fiel

1 Cor 1, 3-9

No carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros… Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo. ¡Y él es fiel!

San Pablo escribe a los cristianos de Corinto y les recuerda que, al ser llamados a la fe, han recibido muchos dones. Son los dones del Espíritu Santo, el mismo aliento de Dios que recibieron los apóstoles, la misma fuerza y la misma sabiduría. Estos dones también los hemos recibido los cristianos de hoy, en el bautismo, y a través de los sacramentos. ¿Somos conscientes de ello? ¿Nos damos cuenta de que tenemos el mismo don, la misma fuerza y el mismo amor de Dios que ellos?

Por esto, dice Pablo, esos dones los mantendrán firmes hasta el final. También nosotros, hoy, hemos de cavar en el pozo de nuestra alma para extraer los tesoros que Dios sembró en ella. Sabernos amados y reconfortados por él nos hará fuertes y nos permitirá resistir todas las dificultades de nuestra vida. También podremos afrontar los ataques y acusaciones cuando otros critiquen nuestra fe. La vida a la que estamos llamados es hermosa, intensa y llena de sentido: es la vida de Jesucristo, que se da a los demás, rebosando amor.

Esta es la vida que, en el fondo, todos anhelamos y ya hemos recibido. Nosotros podemos olvidarlo y flaquear, pero Pablo nos anima recordándonos que Dios nunca falla y siempre, siempre es fiel.

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