sábado, abril 30, 2005

Sobre el fanatismo, la religión y el laicismo

Algunas leyes restrictivas amenazan gravemente los derechos preciosos de creencia, expresión y libertad religiosa. ¿Por qué la religión tiene que relegarse al ámbito privado cuando ideologías y corrientes filosóficas diversas son divulgadas públicamente sin reserva? ¿Acaso la religión es más peligrosa que ciertas ideologías? Considero que los nacionalismos radicales, por ejemplo, son y han demostrado históricamente ser tan amenazadores como el fundamentalismo religioso.

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domingo, abril 24, 2005

Iglesia y Mujer

Para muchas personas, el hecho que la mujer no pueda ser ordenada sacerdote en la Iglesia católica produce rechazo e indignación. Si en los ámbitos social y laboral la mujer ha accedido a lugares que tradicionalmente estaban reservados al varón, ¿por qué no va a poder hacerlo en la Iglesia?

No sé si algún día la Iglesia admitirá la ordenación sacerdotal de las mujeres. Pero de lo que estoy convencida es de que, para vivir plenamente nuestra vocación cristiana las mujeres no necesitamos ser ordenadas. ¿Por qué?

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domingo, abril 17, 2005

Bioética y mentiras

Aprobar una ley para favorecer los intereses económicos y políticos de ciertos grupos es grave, pero aún más grave es disfrazar esa ley con tintes humanitarios, tales como la salud y la calidad de vida humana. Esto es lo que parece esconderse tras la nueva ley de reproducción asistida, que asegura, dicen, que determinadas enfermedades se podrán combatir o evitar mediante el uso de células madre embrionarias, y que, entre otras cosas, permite el uso indiscriminado y sin límite de los embriones "sobrantes" en los procesos de reproducción asistida.

Se nos dice que las células madre embrionarias son la panacea para el tratamiento de muchas enfermedades, cuando los científicos saben que, hasta el momento, nada demuestra que sea así. Hasta ahora, la investigación con dichas células no ha dado ningún resultado positivo ni se ha traducido en ninguna terapia de éxito. Son células altamente inestables que pueden provocar diversas alteraciones y tumores. ¡Esto no se nos explica a los ciudadanos! En cambio, las células madre de un adulto sí han dado buenos resultados y, al tratarse de cultivos del mismo paciente, no producen rechazo en su cuerpo ni reacciones indeseadas.

Los ciudadanos necesitamos ser bien informados, con exactitud y rigor científico, y no engañados vilmente. Los políticos no dan toda la información, o la dan de manera sesgada y parcial, para obtener una opinión pública favorable a su gobierno. La opinión de una gran masa engañada y manipulada. Juegan con los sentimientos y las esperanzas de muchas familias poco informadas o ignorantes de la realidad, para buscar apoyo a unas leyes que, en realidad, favorecen sus intereses solapados.

La nueva ley de reproducción asistida pone en evidencia una realidad: existen muchos embriones sobrantes, congelados y acumulados en hospitales y centros sanitarios. ¿Qué hacer con ellos? Sin duda, la mayoría no serán utilizados para curar o prevenir enfermedades. ¿Para qué otros fines pueden ser utilizados? No es necesario pensar mucho... Pero, a buen seguro, hay grandes sumas de dinero en juego.

(Entrevista en el programa Ultimas Preguntas, de TV2, a M. Dolores Vila Coro, directora de la Cátedra de Bioética de la UNESCO, domingo 17 de abril 2005)

sábado, abril 16, 2005

Democracia y religión

La democracia y la política solas no son suficientes para garantizar los derechos humanos y el estado del bienestar.

La religión ofrece valores humanos necesarios para la sociedad. Cristianismo y socialismo deberían ser aliados en su defensa de los más débiles y desfavorecidos y en su oposición al capitalismo salvaje que ignora a la persona como a tal, convirtiéndola en objeto de consumo.

Para el Cristianismo, lo sagrado es el ser humano.

Es una frivolidad que tanto la Iglesia como los partidos utilicen las cuestiones morales como caballo de batalla. Hay cuestiones sociales mucho más importantes a resolver que se desplazan, para distraer la atención pública hacia temas como el matrimonio gay o la adopción por parte de parejas homosexuales. ¿Qué gobierno aborda de manera seria el paro, la inmigración, la violencia o el preocupante fracaso de la educación entre los jóvenes? La nimia diferencia entre las políticas de unos y otros partidos convierte los temas "morales" en su único toque distintivo y propagandístico (como ha ocurrido en Estados Unidos).

La Iglesia no debe interferir ni querer dominar el mundo político y social. Sí debe proponer valores que favorecen la dignidad del ser humano y contribuyen a crear una sociedad con criterio, con capacidad solidaria y atención a los más débiles.

(Ver pliego "Guerras de Laicidad", de la revista Vida Nueva nº 2425, por J. Mª Mardones, investigador del Instituto de Filosofía del CSIC, Madrid)

viernes, abril 15, 2005

La dignidad de la mujer

La dignidad de la mujer se fundamenta en un hecho básico: su existencia como ser humano. Todo ser humano tiene dignidad, desde un bebé hasta un anciano. Hombres, mujeres, niños... todos somos igual de dignos y merecemos el mismo respeto. A lo largo de la historia de la humanidad no siempre se ha reconocido la misma dignidad a todas las personas. Actualmente, en los países de Occidente se reconoce la igualdad en dignidad de todas las personas humanas, aunque en la práctica no siempre es así.

La dignidad parte de considerar a toda persona sagrada, única y valiosa. Las mujeres, como los hombres, no somos dignas por ser de uno u otro género, sino por existir. Tenemos dignidad por lo que somos, no por lo que tenemos.

Todo individuo tiene diferentes dimensiones en su existencia. Podríamos hablar de cuatro: el cuerpo, la mente, las emociones –que popularmente llamamos el “corazón”- y la dimensión espiritual. La dignidad de la persona debe alcanzar estas cuatro dimensiones para que su vida sea realmente completa.

¿Qué significa dignidad? Se podría decir que es algo como el honor, el respeto, la consideración. Pero una persona puede ser digna aunque los demás no le brinden este honor: la dignidad significa respeto por uno mismo. Cuando una persona se sabe valiosa, digna de ser respetada y valorada, se comporta con dignidad. La dignidad va acompañada de una autoestima justa y equilibrada. Por dignidad, no vamos a consentir caer en actitudes mezquinas y vergonzosas, ni vamos a despreciarnos y a maltratarnos a nosotras mismas. Por dignidad, la persona supera la autocompasión y la pereza, se levanta y sigue su camino pese a los obstáculos.

Vamos a hablar de la dignidad de la mujer en sus cuatro dimensiones: la física o corporal, la intelectual, la emocional y la espiritual.