sábado, abril 16, 2005

Democracia y religión

La democracia y la política solas no son suficientes para garantizar los derechos humanos y el estado del bienestar.

La religión ofrece valores humanos necesarios para la sociedad. Cristianismo y socialismo deberían ser aliados en su defensa de los más débiles y desfavorecidos y en su oposición al capitalismo salvaje que ignora a la persona como a tal, convirtiéndola en objeto de consumo.

Para el Cristianismo, lo sagrado es el ser humano.

Es una frivolidad que tanto la Iglesia como los partidos utilicen las cuestiones morales como caballo de batalla. Hay cuestiones sociales mucho más importantes a resolver que se desplazan, para distraer la atención pública hacia temas como el matrimonio gay o la adopción por parte de parejas homosexuales. ¿Qué gobierno aborda de manera seria el paro, la inmigración, la violencia o el preocupante fracaso de la educación entre los jóvenes? La nimia diferencia entre las políticas de unos y otros partidos convierte los temas "morales" en su único toque distintivo y propagandístico (como ha ocurrido en Estados Unidos).

La Iglesia no debe interferir ni querer dominar el mundo político y social. Sí debe proponer valores que favorecen la dignidad del ser humano y contribuyen a crear una sociedad con criterio, con capacidad solidaria y atención a los más débiles.

(Ver pliego "Guerras de Laicidad", de la revista Vida Nueva nº 2425, por J. Mª Mardones, investigador del Instituto de Filosofía del CSIC, Madrid)

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