La tradición cristiana nos habla de cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza, a modo de brújulas que orientan nuestra existencia y nuestra forma de actuar. Esta vez reflexionaré sobre la virtud de la fortaleza, cómo cultivarla y cuáles son sus raíces auténticas.
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domingo, agosto 07, 2005
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