Los seres humanos somos espaciales. El espacio es el otro gran don de Dios, junto con el tiempo, que hemos recibido. Nuestro cuerpo ocupa un lugar. Necesitamos un espacio vital, vivimos en un lugar concreto y nos movemos en él. Todos necesitamos un lugar para estar, para vivir, un espacio que consideramos nuestro hogar, nuestro pueblo, nuestra tierra. El espacio configura nuestra realidad física. La virtud del espacio consiste en saber convertir el entorno que nos rodea en un espacio de bienestar. Para ello tenemos al mejor maestro, el mismo Dios. Sigue
domingo, julio 31, 2005
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